miércoles, 9 de marzo de 2011

Martina llegó con el terremoto


Recibir un hijo es una de las etapas más importantes en toda familia. Pero darle la bienvenida a este mundo en medio de las réplicas de uno de los terremotos más violentos en la historia de nuestro país, es una experiencia que nunca se olvida


La pequeña Martina quiere caminar sola lo más pronto posible. Así se nota en sus primeros pasos de la mano de su mamá.
Ella es una niña normal, risueña y curiosa como todos los pequeños. Va de un lugar a otro, como queriendo descubrirlo todo, pero siempre bajo la atenta mirada de sus padres.
Este domingo Martina celebrará su primer cumpleaños; exactamente, justo cuando se cumple un año del megasismo que golpeó a gran parte del país y que en San Antonio se sintió con fuerza.
Ella llegó al mundo pocos minutos después del terremoto, en un hospital Claudio Vicuña congestionado por la tragedia y que también evidenció en su estructura la fuerza de la naturaleza.
Susana su madre y David su padre, pensaron tener a su segunda niña de la mejor manera posible; no se imaginaron nunca que tendrían que recibirla en medio de temblores que remecían hasta lo más profundo el principal centro asistencial de la provincia.
Ese día 27 de febrero, los médicos estaban atentos al parto, pero también a las grietas que evidenciaban las paredes. Las enfermeras se preocuparon de la pequeña y también de la evacuación del hospital, pues en esos momentos de tensión, todos pensaron que el edificio podría colapsar ante la fuerza de las réplicas.
Martina Antonia Neira Laurie llegó con el terremoto y se ganó su apodo “Terremotito”, que hoy su familia dice con cariño y simpatía. Pasó lo peor, pero su llegada fue un evento más movido de lo que todos pensaban.

Parto

“Estaba pronosticado que iba a tener a mi guagua por esos días –cuenta Susana, la mamá de la pequeña- El 26 de febrero fui al hospital, vi al doctor y me dijo que al otro día iba a nacer mi bebé, porque ya estaba con trabajo de parto. No me quise quedar esa noche; así es que nos vinimos a mi casa de Algarrobo. Había llegado recién cuando vino el terremoto. Fue terrible, nos escondimos con mi suegra y mi hija mayor Isidora debajo de la mesa, pensé que mi guagua iba a nacer, tenía fuertes contracciones. No sé, quizás haya sido el susto, pero pensé que iba a dar a luz ahí mismo”.
David Neira, padre de Martina, no esperó un segundo más y enfiló hacia San Antonio. El panorama no era de los mejores, grupos de personas se encontraban en las calles, con la incertidumbre propia de lo ocurrido, esperando qué iba a suceder, aguantando las réplicas que a cada instante se dejaban sentir y atentos a las informaciones de los organismos de seguridad: que había que evacuar, que había alerta de tsunami, que se venía otro más fuerte, etc.
Al llegar al hospital la situación no fue mejor, las grietas se veían claramente en el edificio del centro de salud y las enfermeras y paramédicos iban de un lugar a otro asistiendo a los lesionados que llegaban a urgencias.
Sin duda un panorama que no se esperaba.
Susana agrega que “tuve a mi guagua en esas circunstancias. Se venían las réplicas a cada rato, el edificio crujía. Tenía mucho miedo, sólo quería que todo pasara pronto para estar con mi hija e irme de ahí. Lamentablemente tuve problemas, porque justo cuando me estaban colocando una anestesia raquídea, vino una réplica muy fuerte, que hizo que la anestesista cometiera un error y no me aplicará la inyección como correspondía. Eso pasó justo cuando me estaban pinchando. La gente iba de un lado a otro, se había dado la alerta que había que evacuar el hospital por riesgo de tsunami. Imagínate, la situación. Todo el mundo estaba evacuando y yo ahí, en una sala que no era la habitual para el parto, porque la otra había sufrido daños con el sismo. La niña nació en un pasillo, cerca de una puerta donde se evacuaban a los demás pacientes”.
¿Qué pasó después?
El médico nos dijo que estuviéramos atentos, que la situación del edificio no se veía bien. Que si venía una réplica muy fuerte, tendríamos que evacuar el recinto nomás. Estuve dos horas y me vine de regreso a mi casa.
¿Ahí vinieron los problemas por la inyección mal puesta?
Sí, tuve fuertes dolores. No sentía mis piernas, no podía moverme. Regresamos al hospital y me tuvieron hospitalizada dos días más. Me pusieron una bomba de calmantes para soportar los dolores, me hicieron una cirugía que se conoce como parche de sangre para solucionar la lesión.
Después de esta terrible experiencia, Martina está con ustedes de lo más feliz…
La niña está impecable, súper sanita.
Y lo mejor es que ni se acuerda de lo sucedido…
Ja,ja,ja Claro. Fue muy fuerte el terremoto, por mucho tiempo quedé muy asustada. No quería volver al hospital. Toda la gente nerviosa con lo sucedido.

Lecciones

Ahora se cumple un año del megasismo, pero también Martina estará de cumpleaños.
Sus padres analizan con más calma la situación. Sin duda hay lecciones que aprender.
David Neira, dice que “cada cierto tiempo deben recordarnos que somos un país sísmico. Lo ocurrido esa noche demuestra que no estábamos preparados. Aquí en Algarrobo, la gente salió en sus autos tratando de irse de la ciudad. Muchos vieron que no podían avanzar y simplemente dejaron los vehículos en la calle. Nadie sabía qué hacer. Todo colapsó”.
¿Qué les dejó en claro lo sucedido justo durante el nacimiento de Martina?
Que debe haber un plan para estas situaciones. En el hospital uno no podía preguntar mucho, porque todos estaban en sus cosas. Yendo de un lado para otro. Se apagaba la luz a cada rato, había vidrios por todos lados. Cuando nos dijeron que había una alerta de tsunami, no sabíamos qué hacer. Fue una locura. Nadie te decía nada. Ojalá que eso se mejore para no volver a pasar por lo mismo.
Mientras el país recuerde un año del terremoto, la familia de Susana y David festejarán junto a Isidora el primer cumpleaños de Martina “Terremotito”. Recordarán lo vivido y una vez más darán gracias por estar juntos, pero las lecciones tendrán que ser aprendidas.

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