martes, 26 de mayo de 2009

Destrucción de bienes públicos, problema de todos

Es habitual encontrarse en diversos sectores de San Antonio con una serie de daños a la propiedad pública; léase destrucción de señaléticas, graffitis en los edificios y basura en sectores no habilitados para ello.

Varias áreas de la ciudad presentan problemas, los que son habitualmente abordados por las entidades pertinentes, pero se dan cuenta que una y otra vez la historia se repite.

¿Quiénes son los causantes de ello?

Muchos vecinos culpan a grupos organizados que actúan preferentemente al amparo de la noche.

La señalética es uno de los platos preferidos, para seguir con el rayado de murallas y seguir con el destrozo de lo que puedan encontrar a su paso.

Es un conflicto difícil de resolver porque los actos ocurren en momentos en que no están a la vista del público.

Según el análisis de especialistas sobre el tema, el vandalismo se puede considerar como un acto ilegal que tiene por objeto la propiedad ya sea pública o privada, y no la persona del propietario.

Un caso típico es el graffiti sobre las paredes de un vecino, quien al final paga las consecuencias de invertir una y otra vez en pintura para la reparación, Hay quienes piensan que el graffiti no puede ser considerado una forma de arte, dado que no se ajusta a las normas ni reglas de expresión. Hay otros que piensan que el arte es como la necesidad de volcar contenidos (expresarlos) en áreas públicas o privadas, sin mirar el lugar donde se hace.

El graffiti es ilegal, anónimo y egocéntrico. Una disciplina temporal, que espera por ser borrada o demolida. A los graffiteros no les importa. Ellos sólo quieren dejar su marca.

Por eso es necesario hacer una distinción. Hay graffitis que trascienden y dejan un mensaje. Ejemplo: “Cuando los de abajo se mueven, caen los de arriba”. Pintado en un muro de Misiones; “Esto del medio ambiente... ¿será porque ya destruimos la mitad?”, anónimo; “Todos prometen y nadie cumple. Vote por Nadie”, anónimo.

A lo que vamos nosotros es a lo que se puede apreciar en distintos puntos de San Antonio, rayados ininteligibles, haciendo de los muros verdaderas pizarras de garabatos y tonteras.

Las señaléticas o han sido destruidas o son base para rayados sin sentido. No se entiende que haya personas que durante las noches se dediquen o le encuentren gracia a rayar, doblas y destruir las señales que son de uso de todos los sanantoninos.

Da la impresión que a muchas de estas personas les provoca atentar contra edificios que nos representan, como es el caso de la Gobernación Provincial que es objeto de permanentes atenciones de anónimos.

Para qué decir de edificios como colegios, paraderos de micros y panderetas en diversas áreas urbanas, todos de una u otra forma han sido objeto de rayados.

Identidad

Según el sicólogo educacional, Rodrigo Rojas, para analizar este tipo de fenómenos hay que situarse en el desarrollo de los niños. Explica que entre los 11 y los 12 años de edad comienza el proceso de separación familiar en dicha etapa comienzan a identificarse con grupos y así facilitar el encuentro de una identidad.

El especialista señala que el vandalismo se puede asimilar al romper reglas, quien es más fuerte, quien es capaz de imponer más poder, pero también se puede ligar a la rebeldía. El tema de los rayados en las murallas, espacios públicos y señaléticas es una forma de mezclar las zonas donde ellos consideran que tienen control; “en el expresar, en el mostrar alguna preocupación, alguna preocupación a través de una expresión gráfica, detrás de eso está el proceso de identidad”.

Agrega que no necesariamente cada niño en su proceso de identificación va a caer en el vandalismo, sino que puede asimilar el proceso ligándose a metas, estilos o a tribus urbanas.

Violencia

Para Marcela González, sicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello, estos actos de violencia contra la propiedad pública es un motivo de atención.

“La violencia es un fenómeno social presente con diferentes intensidades en todas las culturas, de acuerdo a sus diversos mecanismos de regulación que desde lo más íntimo –la familia-, pero también la escuela, la iglesia, los modelos propuestos por los medios de comunicación, posibilitan o dificultan la tramitación de la agresividad hacia la destrucción del medio”.

Frente a la seguidilla de actos violentos observados en una determinada comunidad, cabe preguntarse quiénes perpetran estos hechos puntuales, con qué se relaciona tal modificación de su comportamiento; a quién va dirigida la violencia; y por supuesto, qué estará diciendo este modo de expresión. En otras palabras, desentrañar o interpretar el sentido de tal violencia para poder intervenir en ella.

“A este respecto será muy distinto interpretar los actos violentos como una necesidad de llamar la atención, como una necesidad de diferenciación, como efecto de un descontento, de la abulia, de la falta de pertenencia, de la falta de sentido vital, de la falta de oportunidades y exclusión, etc.”, señaló.

Según la especialista, detenerse en estas preguntas devela lo complejo del problema que resulta difícil de solucionar pensando simplemente en que la solución pasa por el endurecimiento del control sobre ellos. “En efecto, la cuestión del control versus la permisividad que un niño requiere para su crianza, es una pregunta que se ha hecho paulatinamente más presente en las familias desde que los modelos disciplinares autoritarios basados en la distancia y respeto perdieron su prestigio. Lo contrario, el modelo del ‘dejar hacer’ sin embargo, tampoco ha sido un modelo exitoso, por cuanto ha evidenciado la necesidad de contención y límites que muchos niños evidencian”, dijo.

El municipio

La continua destrucción de la propiedad pública es motivo de preocupación para la Dirección de Obras de la Municipalidad (DOM) de San Antonio, donde permanentemente están pendientes de la mantención de estos espacios.

Manuel Valdés, es quien dirige el DOM y señaló que “los rayados vandálicos mal llamados grafittis, por lo general lo ejecutan jóvenes y en horas de la noche y o madrugada, por lo cual es imposible poder detectarlos en el acto. La población debe hacerse parte de este problema, ya que muchas veces son detectados por las personas, pero no son denunciados por lo cual quedan en la impunidad”.

¿Cuáles son los esfuerzos que realizan la DOM de San Antonio para enfrentar esta situación de rayados? ¿De cuánta gente y con qué periodicidad realizan los trabajos?

No se dispone de personal abocado sólo a esta tarea, lo normal es que detectado el problema, se cuantifique y se proceda a la limpieza y readecuación del lugar afectado. En tal sentido se han realizado esfuerzos por educar a los jóvenes para crear espacios de expresión que son importantes para ellos.

¿Cuáles son los sectores y edificios más afectados con estos hechos?

Aparte de los edificios, también son blanco de este flagelo, la señalética de tránsito, la cual es muy importante por cuanto podrían ocasionar accidentes si no están en su normal estado. Es habitual que después de un fin de semana, se encuentren muchas señales rotas tiradas en medio de la calzada, y para esto el taller de señales de tránsito debe renovarlas permanentemente. Diría que los edificios preferidos son la gobernación, municipalidad, escuelas, liceos, etc.

¿Este es un tema que se ha acentuado en el último tiempo ¿provoca gastos millonarios?

Por supuesto. Ocasionan gastos, ya que la señalética debe reponerse en forma inmediata, también se deben limpiar monumentos históricos, paredes, y en tiempo de propaganda política casi toda la ciudad.

¿Qué soluciones plantea su unidad a este tema y de quién es la responsabilidad?

Siempre aplicamos soluciones por medio de nuestra unidad, como la vigilancia con nuestros móviles en forma diaria, y hasta que se guarda el último vehículo. Lamentablemente la mayor cantidad de incidencia es en la noche, por lo cual se solicita la colaboración de toda la ciudadanía, para que denuncie a los culpables y podamos tener una ciudad más limpia y ordenada.

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