jueves, 27 de agosto de 2009

Victoria Guerra: “Trabajar con refugiados me hizo valorar mi patria”


Como intérprete de árabe-español ha desarrollado un papel clave en la integración de palestinos que en nuestro país buscan una nueva oportunidad


“Imagínate en las condiciones en las que se encontraban estas personas, sin patria, sin un país que los reciba, tuvieron que salir de Irak con lo que tenían a mano y de un día para otro. Llegaron a Chile en busca de una nueva oportunidad y con la esperanza de dejar atrás todos los sufrimientos que padecieron por la persecución sufrida”.

Victoria Guerra, periodista sanantonina, que se desempeña como intérprete para este grupo de palestinos que se integra a la sociedad chilena.

La decisión de recibir a las 29 familias la adoptó el gobierno tras una solicitud del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que fiscaliza y desarrolla el programa y que es llevada a cabo por la Pastoral Social de los Trabajadores de Chile.

Victoria supo de la llegada de los refugiados por un noticiario. Se contactó con ACNUR, cuya sede para Latinoamérica está en Buenos Aires y tras largas gestiones –que incluyeron al menos 7 entrevistas- tuvo resultados positivos.

Hoy su labor como intérprete en al Región Metropolitana y la Quinta Región, es clave en el proceso de adaptación de estos refugiados. Además ha debido oficiar en actividades oficiales como fueron el encuentro con la Presidenta Bachelet y diversas autoridades.

“Respecto de los refugiados hay cosas básicas, desde enseñarle algunas de las costumbres de nuestro país, hasta otras más específicas como guiarlos en sus controles de salud; para ello he debido mejorar mi árabe y aprender palabras relacionadas con medicina, por ejemplo”, señaló.

-¿Cómo era la situación de estas familias’

- Cuesta imaginársela, porque no estamos acostumbrados a eso. Ellos vivían en un campamento en medio del desierto en la frontera entre Irak y Siria, sin las condiciones básicas, perseguidos y expulsados de su país. Ellos no tienen nacionalidad, Irak no los reconoce como ciudadanos.

- ¿Y tras su llegada a Chile?

- Acá se encontraron con otra realidad. Ellos tienen la voluntad de mantener sus costumbres y adaptarse a las locales y ser parte de este país, pero ha costado bastante.

- ¿El Estado ha apoyado?

- Bueno, hay que señalar que en Chile no existe una ley de refugio. Este proceso de adaptación es financiado por ACNUR, no es un gasto del Estado de Chile. Claro, el país pone a disposición de estas familias la salud y educación gratuitas, pero del sistema al cual puede optar cualquier chileno.

- ¿Qué les ha parecido?

- Les ha costado un poco. No entienden, por ejemplo, que para ser atendidos en un consultorio deben pedir hora con anticipación. Lo mismo, en los colegios donde obviamente a los niños los ven como “bichos raros”, pero quieren adaptarse y eso es lo valioso.

Personal

- ¿En lo personal qué ha cambiado en tí, al conocer esta experiencia?

- Para mí ha sido muy valioso. Primero, porque esto es lo que me gusta hacer, como periodista puedo comunicar y como intérprete me desarrollo de la mejor manera. Pero hay un aspecto más de fondo al darme cuenta por lo que han pasado estas familias. Me ha hecho valorar mi patria, lo importante que es poder decir: soy chilena, vengo de Chile o Chile es mi país. Es un sentido de pertenencia a algo que estas familias no tienen y que nosotros no valoramos en todo lo que realmente vale.

- ¿Crees que en Chile no se ha comprendido el valor de ser un país de acogida de refugiados?

- Creo que falta bastante. Partiendo por la ley, pero además porque esta es una oportunidad de demostrar de lo que es capaz el país en este sentido. Y no lo digo sólo por los palestinos, sino también por la importante cantidad de colombianos, ecuatorianos y de otras nacionalidades que en el último tiempo ha llegado a Chile en calidad de refugiados. Es como una mano de vuelta que da nuestro país.

- ¿Cómo es eso?

- Claro. En otra época muchos chilenos debieron salir casi con lo puesto de este país porque peligraba su vida al pensar distinto políticamente. Algunos se fueron a Cuba, Unión Soviética, Alemania, Noruega, Suecia, etc. Y fueron acogidos. Recibieron apoyo de esos estados en un momento en que nuestro país estaba en conflicto. La diferencia es que una vez que Chile volvió a una senda democrática, tuvieron la opción de regresar.

- ¿Y los palestinos?

- No se sabe si podrán regresar, aunque ellos esperan que algún puedan hacerlo y decir: gracias Chile por lo que me diste en un momento difícil.

Ramadán

Victoria Guerra profesa la religión musulmana y como tal, desde ayer vive un periodo especial en la vida de cada creyente. Se dio inicio al mes del Ramadán, ocasión en la que cada musulmán, en el lugar en que se encuentre debe ayunar al menos 30 días en el periodo que va desde que sale el sol hasta que se pone.

El ayuno es la abstinencia total de todo aquello que rompe la meditación (bien sea comida o bebida). Es obligatorio a todos los musulmanes adultos, sanos y con juicio, tanto hombres como mujeres.

“Si bien el no ingerir alimentos durante el día es importante, el fondo de esta acción es meditar sobre lo que se ha hecho bien o mal en el último año, es un periodo en que la persona se humaniza, sensibiliza y abre la mente”, comenta Victoria Guerra.

Además, es un espacio de tiempo en que se puede pedir perdón a los demás por los problemas que haya causado y se abre a la opción de personas a otros. “El no comer es una actitud de limpieza física y espiritual, de evitar los conflictos, las malas palabras, las discusiones; fortalece la paciencia y la perseverancia. Además, al sentir el hambre y al sed un empatiza con quien sufre a diario estos problemas”, dice.

Señala que en San Antonio hay musulmanes, pero al no existir una mesquita, realizan sus obligaciones religiosas en sus hogares.

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