martes, 9 de junio de 2009

El legado de un hombre de letras


Connotado escritor avecindado en Santo Domingo cumplió una destacada labor como literato y educador. Sin embargo, su obra más querida fue su gestión como delegado del gobierno de Ricardo Lagos para reintegrar a los colonos de Villa Baviera, ex Colonia Dignidad


“Nos enamoramos de inmediato de Santo Domingo. Vinimos sólo por un tiempo al principio, pero nos gustó todo, por eso decidimos venirnos definitivamente para acá”, señala Adriana Azócar, la viuda del escritor, docente y el delegado de Gobierno en Villa Baviera, Herman Schwember Fernández, al cumplirse un año del deceso de connotado vecino del balneario de la provincia de San Antonio.
Pese a vivir la traumática experiencia de perder a quien fuera su marido durante 43 años, en su nueva residencia en Santo Domingo, Adriana siente un cariño especial por esta zona que los acogió como uno más de los suyos. “Con mi marido nos sentimos muy bien en esta comuna; lamentablemente él falleció, pero sus amigos pueden decirlo: nunca lo vieron más feliz que en esta casa”.
Herman Schwember, era ingeniero civil, pero tuvo una larga trayectoria en la docencia, desde vicerrector académico de la Universidad Católica donde desarrolló su principal interés; fue consultor del Consejo Superior de Educación y de la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado durante los últimos 15 años.
Fue consultor internacional en Alemania sobre desarrollo industrial, donde vivió parte de su exilio desde 1975, para luego continuar en Londres y Madrid.
En 1988 regresó al país y organizó la Asociación de Ingenieros Consultores, entre otras actividades.
Junto con lo anterior llevó adelante una prolífica obra literaria donde destacan obras como “El padrastro de Chile”, sobre la vida de Ambrosio O’Higgins, “Crónicas del ornitorrinco” y “Yo, pecador”, texto con el cual ganó el concurso de la Revista de Libros de El Mercurio en el año 2000.
En su labor internacional recorrió más de 40 países donde llevó adelante programas de desarrollo en América, Asia y Africa, pero sus obras más importantes tuvieron que ver con diversas situaciones de guerras, posguerras y reconstrucciones en Nicaragua, Zimbabwe y Cambodia.
Colonia Dignidad
Muchas cosas de pueden decir de Herman Schwember, quizás la más relevante en lo social y humano realizadas en Chile fue su gestión como delegado de gobierno para la ex Colonia Dignidad desde finales de 2005 a principios de 2007.
Una de sus principales responsabilidades mientras permaneció en el cargo fue la de velar por el orden público del enclave alemán y propiciar la incorporación de los colonos al Estado de Chile. Allí conoció de cerca el tipo de vida al interior del recinto donde la sombra de Paul Schaefer estaba siempre presente.
Lidiar con las formas de vida de las generaciones más antiguas de los colonos fue lo más complicado. Acostumbrados a una vida de restricciones y con sus propios códigos, cuestionaron duramente su rol, el que era visto como una intromisión del Gobierno en la vida de la comunidad.
Pero también conoció de cerca las historias de esperanzas de los grupos más jóvenes, quienes nacidos como chilenos en esta tierra se abrieron a este país con la confianza de ser uno más de nosotros.
Hoy con el paso del tiempo su viuda Adriana Azócar recuerda esa labor a la que su marido accedió con mucha fe y entusiasmo.
“El entabló una relación especial con los integrantes de la Colonia Dignidad, para así integrarlos de la mejor manera a la sociedad chilena, dejando de lado los temores que por tanto tiempo Schaefer les inculcó. Toda su labor la entregó en el libro “Delirios e Indignidad, el estéril mundo de Paul Schaefer”, que tuvo su lanzamiento hace algunos días en la Sala Ercilla –que era su personaje favorito- y donde todos quienes lo conocieron entregaron un hermoso mensaje de lo que él realizó. En la ceremonia hicieron la presentación del libro José Antonio Viera Gallo, quien se explayó sobre la parte política y Luis Weinstein quien abordó el área humana y filosófica del texto. Fue un gran momento”, indica.
¿Qué fue lo que más le impresionó al llegar a Villa Baviera?
La forma en que vivían los colonos, todos controlados y en una forma tan atrasada que sentían temor por todo lo moderno. Herman hizo una amplia labor, quizás con pocos recursos, pero se preocupó fuertemente en que sean considerados como chilenos, lo que costó, pero a la larga puede considerarse que se logró. Hoy Villa Baviera tiene un concepto absolutamente diferente, incluso trabajan el turismo.
¿Cómo surgió en su marido el amor por las letras, siendo un profesional de la ingeniería?
Siempre fue muy apegado a los libros y a diversas manifestaciones artísticas, pero con la literatura era distinto; siempre fue de escribir mucho; incluso tras su fallecimiento quedaron 4 libros sin publicar; de ellos dos ya están en librería y pronto vendrán otros sobre la vida de Goya y de San Martín.
¿Será recordado por su amplia labor en las letras y por lo realizado en la ex Colonia Dignidad entonces?
Y con mucho cariño, por las muestras de afecto recibidas al cumplirse un ano de su muerte.

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