martes, 16 de marzo de 2010

“La operación cambió mi vida”


Haydeé Abarca es una mujer joven que desde que tenía 20 años comenzó a tener problemas de terigium en ambos ojos; lo que a la larga le comprometió en forma importante su vista, al punto de que no podía realizar actividades tan simples como leer ni reconocer personas a la distancia pues sólo veía las siluetas.

Se dejó estar, por la falta de recursos y por el desconocimiento de alguna oportunidad que le permitiera mejorar su calida de vida. Pasó mucho tiempo en consultorios y hospitales; cuando fue atendida no logró soluciones y cuando se abrió una luz de esperanza, ésta de apagó rápidamente al enterarse de los altos costos monetarios que implicaba una operación para ella.

Cuenta que una operación para ella en nuestro país representaría un costo de 8 millones de pesos cada ojo, algo inalcanzable para esta madre de un joven de 21 años y una Lola de 10, que viven junto a ella y su marido, con quienes comparte la nueva oportunidad que obtuvo a través de Misión Milagro.

¿Cómo se enteró de esta oportunidad?

A través de la Municipalidad de San Antonio, ahí me contactaron con las personas de Misión Milagro y me atendió. Fui a un operativo, vieron mi problema y me dijeron que calificaba para ir a Santiago. Allá en la embajada otros especialistas me atendieron y determinaron que viajaría a Veneuela para que me operaran.

¿Qué sintió en ese momento?

Tenía una mezcla de sensaciones, por un lado alegría porque tendría una solución para mis ojos, pero por otro, miedo al no saber con lo que me encontraría allá.

Todo era nuevo para Ud…
Exactamente, partiendo porque nunca había viajado al extranjero, ni menos en avión. Por suerte mi hermana también viajó en el grupo, lo que fue un importante apoyo. Estaba muy ilusionada y contenta, con mucha fe.

¿Qué le pareció lo que encontró allá?

Muy bueno, llegamos a un hospital militar en Caracas y desde el inicio fuimos muy bien atendidas, por las personas de la organización, las enfermeras y los doctores. Mi operación es ambulatoria, pero igual es de cuidado, por lo que hay que mantener una serie de medidas para que la recuperación sea adecuada. Yo seguí todas las indicaciones al pie de la letra y quedé muy bien, sólo tengo algunos detalles en mi ojo derecho, pero cambié en un 100 por ciento respecto de cómo estaba.

¿Tuvo que pagar algo?

Nada, sólo el pasaporte y la tasa de embarque del vuelo, nada más.

¿Cómo cambió su vida?

En muchos sentidos, puedo ver los detalles de las cosas, ver claramente a mis hijos, a mi marido, mi casa y el lugar donde vivo. Eso es lo mejor, lo que me tiene muy contenta. También mejoró mi autoestima, no dependo de nadie para hacer mis cosas y puedo leer, lo que también es importante para mí. Quedé muy satisfecha y agradecida de todos, especialmente de quienes nos cuidaron como la coordinadora Lily Escalante, quien siempre estuvo con nosotros y fue una gran amiga. Creo que algunas personas no tuvieron solución, pero todo depende de la fe que tenga uno y de seguir las recomendaciones que le hacen los especialistas. Yo viajé buscando una mejora a mi problema de la vista y gracias a Dios y a Misión Milagro lo logré.

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