miércoles, 30 de junio de 2010
El trabajo en Haití
¿Qué labores cumples ahora?
Nuestra misión principal acá en Haití es brindar seguridad a la población civil, a los miembros e instalaciones de las Naciones Unidas y de las ONG. Esto se ha cumplido a cabalidad. Ahora no se ve tanta delincuencia como me tocó vivir el año 2006 que fue cuando estuve acá por primera vez.
¿Se mantiene la ayuda a la población civil?
Llevamos ayuda sanitaria y alimentos a hogares de menores y a hogares de ancianos. A los colegios se entrega alimentos y útiles escolares. Estos casi 5 meses que voy a cumplir en la ciudad de Cap-Haitien (la segunda ciudad más grande después de Puerto Príncipe), se ha pasado rápido con tanto trabajo, las patrullas no paran, noche y día.
¿Qué valoras más al estar en un lugar donde no se cuenta con las condiciones mínimas de vida de la población?
La experiencia personal que uno obtiene acá, es aprender a valorar todo lo que uno tiene, partiendo por la familia, los amigos y hasta un simple vaso de agua, aunque parezca raro. Acá es mucha la pobreza y algo tan normal para nosotros como abrir una llave y obtener agua potable acá no es así, y muchas cosas más, la electricidad, la ropa, la educación, la salud, etc.
¿Y en lo profesional?
En esa área se adquiere mucha experiencia, ya que acá se practica todo lo aprendido en la institución, la parte táctica y también la técnica, ya que muchas veces realizamos inserciones helitransportadas a poblados muy alejados y es mi responsabilidad poder tener enlace de comunicaciones con el cuartel, con un equipo de radio HF.
¿Ha disminuido la violencia?
¿Ha disminuido la violencia?
Sí, ha disminuido mucho, pero siempre quedan por ahí unos rezagados a los cuales hay que siempre tener controlados, pero con respecto al 2006, es mucho menor ya que producto de la presencia de las tropas chilenas en Haití la delincuencia, el narcotráfico y el porte ilegal de armas ha descendido. Eso lo agradece el pueblo haitiano, brindándole el apoyo a los cascos azules.
¿Cómo es la relación hasta ahora con la población civil?
Los niños y los adultos son bastante curiosos, uno donde va se llena de gente mirándonos y muchos se acercan a pedirnos comida o agua. Eso sí, la mayoría de los adultos no se deja fotografiar, al contrario de los niños, ya que una vez tomada la foto uno se la muestra en la cámara y quedan muy contentos.
¿Cómo es la relación hasta ahora con la población civil?
Los niños y los adultos son bastante curiosos, uno donde va se llena de gente mirándonos y muchos se acercan a pedirnos comida o agua. Eso sí, la mayoría de los adultos no se deja fotografiar, al contrario de los niños, ya que una vez tomada la foto uno se la muestra en la cámara y quedan muy contentos.
¿Y con las demás ramas de las Fuerzas Armadas?
La relación con las otras instituciones de las Fuerzas Armadas chilenas es buenísima, ya que la mayoría de las patrullas nos toca realizarlas juntos, pues en el cuartel donde estoy hay asignado personal de Ejército (conductores) y cuando uno va a una inserción helitransportada los pilotos son de la FACh.
¿Y con lo de los otros países?
Con ellos también es buenísima la relación ya que por nuestro profesionalismo, nos tienen bien considerados como país. Por lo general, se comparte más con los que hablan español y portugués como brasileños, argentinos, ecuatorianos, uruguayos, colombianos. En esta misión hay militares de muchos países como Canadá, Sri Lanka, Nepal, etc. pero con ellos, por el idioma, es poco lo que se puede interactuar.
Con respecto a qué opinan dela Infantería de Marina chilena, me siento muy orgulloso de poder pertenecer a esta institución ya que el prestigio que tenemos es muy bueno. Creo que somos más conocidos en el extranjero que en Chile, ya sea por nuestros antepasados como también por el profesionalismo y marcialidad que demostramos en esta misión y también por los intercambios que se realizan con otros países en donde siempre tratamos de dejar nuestra bandera bien alta y nuestro anclote muy bien puesto. (anclote es nuestra piocha que nos caracteriza como infantes de marina).
Con respecto a qué opinan de
La familia
¿Cómo has sobrellevado la lejanía de tus seres queridos?
Ese es un punto importantísimo en esta misión, ya que se echa mucho de menos a la familia y amigos. En especial mi caso que me tocó partir el 5 de enero cuando mi primer hijo tenía solamente 9 días de nacido, así es que aprovecho la oportunidad para reconocer el esfuerzo adicional que ha tenido que realizar mi esposa Carolina para sacar adelante a mi hijo José Ignacio, haciendo el papel de padre y madre, y como si fuera poco pasando el terremoto del 27 de febrero sola en nuestra casa. Esos son los momentos en que uno como esposo debiera estar con su familia, pero Dios sabe que es por una buena obra y para ayudar al pueblo haitiano.
También agradezco a mis padres, hermanos y amigos, que han apoyado mucho a mi esposa y siempre están pendientes de ellos. Eso se le agradece mucho ya que para uno que está lejos y no puede hacer nada en casos fortuitos, eso es muy importante. Si todo sigue normal estaría regresando a chile a mediados de julio.
José Alejandro Alvarez Farías, infante sanantonino en Haití: “Aquí uno aprende a valorar lo que tiene”
En medio de una nación que sufre por la falta de condiciones básicas para la población y la destrucción de un terremoto que dejó al menos 200 mil muertos, un sanantonino cumple una labor fundamental como parte de la misión de los cascos azules
Se vivía el 12 de enero de este año en Haití cuando a eso de las 16.53 un violento sismo remeció amplios sectores del país caribeño, que sumido en una profunda crisis institucional y social, recibe permanente ayuda de la comunidad internacional.
El terremoto sólo vino a oscurecer más el panorama en el país más pobre de Latinoamérica que lucha por salir adelante, pese a todas sus dificultades.
Si nosotros vivimos un sismo en nuestro país donde aún se sienten las repercusiones, no cuesta mucho imaginarse cómo es el panorama en un lugar donde la gente no tiene las condiciones básicas de alimentación y recursos.
El terremoto de Haití fue el más fuerte registrado en la zona desde 1770 y sus efectos fueron devastadores: casi 200 mil muertos, 250 mil heridos y un millón de personas sin hogar.
En medio de este panorama, se encuentra el sanantonino José Alejandro Alvarez Farías, quien como infante de marina, forma parte de las fuerzas chilenas de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití.
Nacido y criado en San Antonio, José es el segundo de los cuatro hijos del matrimonio Víctor Alvarez Vera y María Teresa Farías Silva, quienes viven en Llo Lleo alto.
“Mi hermano mayor Víctor trabaja en Melipilla y mis hermanas menores estudian en Viña del Mar y Valparaíso, a todos ellos los quiero mucho. Somos una familia muy unida por lo que tratamos de estar todos los fines de semana juntos y compartir unos ricos mariscos y pescados del puerto. Realicé mi enseñanza básica en el colegio Fernández León de donde tengo muy lindos recuerdos y amigos. La enseñanza media en la Escuela Industrial en donde escogí la especialidad de Electrónica la cual me ha ayudado mucho en mi carrera profesional ya que dentro de la Infantería de Marina, me especialicé en telecomunicaciones, la cual es vital para el cumplimiento de las misiones, ya que sin comunicaciones es poco lo que se puede hacer”, cuenta.
En la isla caribeña ha sido testigo de primera mano de los esfuerzos de su gente por surgir, así de las labores que cumplen los militares chilenos para la conservación de la paz.
“En estos momentos estamos con muchísimo trabajo, pues tras las labores de reconstrucción del devastador terremoto se viene la temporada de huracanes. Aunque el sismo de acá fue de menor intensidad que el de Chile, las consecuencias fueron mucho más negativas. Por las deficientes condiciones de las construcciones se produjeron muchas más muertes y pérdidas materiales”.
¿Cómo es la vida allá para ustedes?Buena. Por ejemplo, la alimentación nos reaprovisionan desde Estados Unidos y nuestros cocineros son los encargados de hacernos sentir como en casa, cocinando las mismas cosas que se comen en Chile: Almorzamos pastel de choclo, eso sí con choclo congelado, pero más no se puede pedir. También los infaltables porotos y lo que no puede faltar los días jueves, la cazuela y la empanada de pino como tradición naval.
¿Y en el día a día?
Muchas veces he tenido que recurrir al jugo de coco, ya que acá la temperatura es muy elevada y con el agua que llevamos del cuartel no nos alcanza para terminar la patrulla. Las temperaturas muchas veces alcanzan los 40° y si le sumas todo el equipamiento que debemos llevar, el desgaste es mucho y se produce deshidratación.
Lo que acá es muy común y que toda la gente anda comiendo en las calles es la caña de azúcar, que vale 5 gurdas la caña (100 pesos chilenos aprox.)
We Tripantu para un nuevo ciclo de vida

Se trata del We Tripantu, jornada especial que se realizará el domingo 27 de junio, desde las 10 horas en dependencias del Club Deportivo Norteamérica de nuestra ciudad y en la que junto con agradecer a Dios por lo brindado el pasado año, pedirán por el periodo que viene.
Para Rubén Antipán, integrante de Pangy Newen, el We Tripantu representa la renovación, término de las cosechas y recomenzar de la naturaleza. “Es una actividad que se ha celebrado desde siempre. Lo que queremos hacer ahora en San Antonio es volver a lo que hacían nuestros antepasados y en conjunto con la conmemoración del Bicentenario de Chile, organizar un nguillatún, rogativa en la que damos gracias por lo que obtuvimos durante el año y pediremos por lo que viene”, dijo.
Antipán es habitualmente invitado a actividades folclóricas y de organizaciones indígenas en las cuales muestra bailes tradicionales mapuches, por lo que está en permanente desarrollo de este tipo de actividades culturales.
Indicó que “En esta ocasión esperamos contar con una importante asistencia, por lo que invitamos a las agrupaciones mapuches de toda la provincia de San Antonio. Las dos actividades durarán desde las 10 hasta las 17 horas. Es una celebración del pueblo mapuche con cantos, danzas, gastronomía, rogativas haciendo presentaciones de los que somos”.
¿Se trata de rescatar lo más puro de la cultura mapuche en nuestra zona?
Exactamente, queremos volver a rescatar lo que son realmente nuestras raíces, lo básico. Nosotros conocemos esto desde que nacimos. Somos orgullosamente mapuches, nos criamos con estas tradiciones, lo vivimos y lo queremos mostrar. Si no lo hacemos nosotros, corremos el riesgo de que se pierdan. A nosotros nos gusta y estamos contentos de poner mostrarlo. No queremos ser, en cierta, manera egoístas con nuestra parte de la cultura, queremos mostrarlo y por lo mismo, esta actividad es abierta a todos quienes deseen conocer un poco más de los mapuches”.
organización
Pangy Newén ha trabajado con tiempo en la organización de este evento en la que se ha empleado a fondo para conseguir fondos propios.
Gloria Antipán sabe de ello. “En la agrupación somos alrededor de 20 personas muy unidas y con mucho entusiasmo para hacer esta celebración del We Tripantu. Sabemos de qué se trata y los que no, están con todas las ganas por hacer algo propio nuestro. Tendremos una recepción de las delegaciones invitadas para continuar con los bailes y las rogativas. Juntamos dinero a través de cuotas de nuestra agrupación, hasta el momento no hemos tenido apoyo externo. Servimos y compartimos, de eso se trata la fiesta. Tendremos sopaipillas, muday (bebida a base de trigo), catutos, mollokín (a base de chicharos), cazuelas, piñones; además de los bailes en los que participamos todos”.
“En el fondo lo principal es adorar a Dios en base a rituales en los que se involucran semillas. Agradecimientos a la tierra por los alimentos recibidos y todo lo que Dios nos dio”.
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