lunes, 13 de septiembre de 2010

“La escuela tiene una razón de ser y estar en San Antonio”

Coronel Luis Farías Gallardo, director del recinto de Ingenieros Militares de Tejas Verdes destacó la cercanía de la comunidad con la institución, la que se acrecentó con el trabajo realizado por los uniformados tras el terremoto del 27 de febrero

27 de febrero de madrugada, la tierra tembló, San Antonio se estremeció y muchas personas pagaron las consecuencias.
En medio de la vorágine de las informaciones y de las acciones que se prodigaron esa madrugada, el comandante de la Escuela de Ingenieros Militares, coronel Luis Farías Gallardo se esmeraba en coordinar las acciones de ayuda tanto en el establecimiento que dirige como hacia la comunidad sanantonina que había sentido la fuerza de la naturaleza.
Hasta el recinto de Tejas Verdes llegaron las informaciones respecto de una inundación que habría ocurrido en el sector de Llo Lleo. Posteriormente se confirmaría que lo que allí había ocurrido era algo mucho más grave, incluso cobrando la vida de varias personas.
Pero como representante del Ejército, el coronel Farías actuó de inmediato para hacer frente a la situación en contacto con las autoridades que se esmeraban en buscar soluciones ante la emergencia.
 “Estuve presente muy temprano en esas labores, coordinando acciones. Tuvimos personal desde las primeras horas en los Ojos de Mar. Hay testimonios de personas que ayudaron a quienes estaban en peligro. No se pudo sacar a todos, la situación fue muy rápida e imprevista, pero nuestra gente ayudó varios días en ese lugar. En el puente Lo Gallardo hacia Santo Domingo apoyamos a las autoridades, se instaló un mecano y reactivamos la comunicación de inmediato”, aseveró.
Hoy tras 5 meses de lo ocurrido y que es ampliamente conocido por la comunidad, el alto oficial analiza el hecho desde la perspectiva del sentimiento de cercanía que el Ejército sintió como organización, en todas las zonas afectadas por el sismo.
“Esta gran tragedia que afectó al país y a San Antonio nos dio la oportunidad de fortalecer los lazos de confianza entre el Ejército y la ciudadanía, algo que por lo demás ya existe. Nuestra institución está dedicada primero que todo a  la defensa, mantener una fuerza disuasiva sólida y cohesionada, pero junto ello debemos tener las capacidades necesarias para apoyar a la comunidad cuando ésta lo necesita. No podíamos perder la oportunidad de emplear los recursos que tenemos cuando hay situaciones complicadas como fue el sismo y  maremoto de febrero pasado. Hicimos todo lo posible -como escuela de ingenieros- por ayudar a las personas donde se necesitaba”, indicó el alto oficial.
Indicó además que “Se desplegó nuestra gente y debimos enviar más del 50% de nuestro personal al sur del país, soldados con mucho espíritu. Algunos se emocionaron hasta las lágrimas recordando los momentos vividos. Eso significa que el soldado tomó con mucha pasión esta ayuda”.
Y esa labor aún se mantiene; de hecho, en el sur -específicamente en la zona de Tubul, VIII Región- se encuentran desplegados unos 120  efectivos de la escuela atendiendo las necesidades de la comunidad a través de un puente sobre pontones instalado en la río de la zona.
En Tubul - un pequeño pueblo de unos 4 mil habitantes dedicados en su mayoría a la pesca de mariscos y cultivos de algas- el tsunami provocado por el terremoto se tragó al menos la mitad de las casas. Los pobladores debieron abandonar para siempre el lugar donde muchos de ellos nacieron y vivieron porque ahí ya no estaba en condiciones habitables.
El puente instalado por los militares permitió la comunicación con el sector que hasta ese instante permanecía aislado.
¿Ya en el plano local, cómo ve la experiencia como director de la Escuela de Ingenieros Militares, en estos 9 meses de gestión?
La escuela siguen bien posicionada en San Antonio, tiene un razón de ser, estar, existir y de futuro.
¿En algún momento se planteó la posibilidad de traslado?
Ha habido comentarios respecto de que se pudiera mover, como ha sucedido con otras unidades en diversas partes del país; de pronto existe esa inquietud. Desconozco que haya una acción concreta en ese sentido; por lo tanto, mi posición es que la escuela está bien acá, estamos mejorando la infraestructura, pues con el terremoto nos vimos afectados. Estamos bien y para mí, la experiencia ha sido positiva.
Yo he desarrollado gran parte de mi carrera acá, estuve como teniente dos años, fui capitán 6 años, como mayor también estuve destinado y ahora soy el director de la escuela; por lo tanto, somos viejos conocidos con la provincia y ha sido muy grato el trabajo desarrollado.

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